24.5.07

La Destreza de Nosferatus




¡Brillante principe de la oscuridad mediática!

18.5.07

El Death no ha muerto (andaba de parranda)

> Una selección de nombres de grupos de Death Metal que encontré:
> http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_death_metal_bands
>
> Resalto:
>
> Agoraphobic Nosebleed
> Amoebic Dysentery
> Cattle Decapitation
> Corpsefucking Art
> Dying Fetus
> Extreme Noise Terror
> Fuck...I'm Dead
> Morgoth
> Paganizer
> Prostitute Disfigurement
> Vomitory
>
>
> Desafortunadamente ninguno de colombia como Reynaldihilator o Tarifastrophogy
>
>>
> Pueden empaparse visitando la página de encyclopeadia metallum. Aunque no recuerdo
> la dirección. Apliquen google.
>
>
> Gorebriel Laskanal
> http://basuraypopo.blogspot.co

9.5.07

NO SOY UN ORACULO



Estaba viendo televisión(ejercicio deintelectualizador por excelencia), cuando me encuentro atrapado en una noticia de ULTIMO MINUTO!!!!!

¿Quién dijo miedo?
Estaba el señor Joseph Ratzinger, más conocido en los ambientes pastorales como Benededicto VI, ofreciendo una suerte de "rueda de prensa" en el avión en el que se dirigía hacia Brasil. Los periodistas se levantaban del 32Y o 22f y lanzaban preguntas a la joyita, preguntas que eran respondidas con la mayor amabilidad. Pero una en especial hizo a mi espíritu conocer de nuevos espasmos como si mi espíriu pudiera existir. El periodista se levanta de su lugar y con la sonrisa más estúpida que ví hasta el día de hoy, le pregunta al pontífice por la solución a la crisis que desde hace siglos vive Colombia. Y sale entonces el señor Ratzinger con el cuento de que el no era un "oráculo" para saber la respuesta, pero que seguramente cardenales y obispo estaban haciendo lo mejor al respecto. Pues bien, si el representante de San Pedro no puede dar respuestas, entonces QUIEN?
Pues La Monja SI da respuesta a cualquier pregunta que el público formule, ya que la monja si es un oráculo.....Un oráculo muy rabioso.


Si está conforme con un lider espiritual que le brinda respuestas con del corte Mister Miyagui - "busca en tu interior",puede pudrirse en el infierno. Con Monja Rabiosa se pudre en el infierno, pero mientras tanto se le dán respuestas. Falsas o Verdaderas, pero se le dan.

7.5.07

Carta de Vallejo rechazando la nacionalidad colombiana

A mi me parece suficientemente razonable. Además las naciones son asuntos efímeros e insignificantes. Lo que hoy se llama República de Colombia mañana puede llamarse República Bolivariana de...En fín...

"A México llegué el 25 de febrero de 1971, vale decir hace 36 años largos, más de la mitad de mi vida, a los que hay que sumarles un año que viví antes en Nueva York. ¿Y por qué no estaba en Colombia durante todo ese tiempo? Porque Colombia me cerró las puertas para que me ganara la vida de una forma decente que no fuera en el gobierno ni en la política a los que desprecio y me puso a dormir en la calle tapándome con periódicos y junto a los desarrapados de la Carrera Séptima y a los perros abandonados, que desde entonces considero mis hermanos. Me fui a Nueva York a tratar de hacer cine, que es lo que había estudiado, y de allá me vine a México y en pocos años conseguí que Conacite 2, una de las tres compañías cinematográficas del Estado mexicano, me financiara mi primera película, Crónica roja, de tema colombiano. Entonces regresé a Bogotá a tratar de filmarla con el dinero mexicano. ¡Imposible! Ahí estaba el Incomex para impedirme importar el negativo y los equipos; la Dirección de Tránsito para no darme los permisos que necesitaba para filmar en las calles; el Ministerio de Relaciones Exteriores para no darme las visas de los técnicos que tenía que traer de México; la policía para no darme su protección durante el rodaje y el permiso de que mis actores usaran uniformes como los suyos y pistolas de utilería pues había policías en mi historia... Y así, un largo etcétera de cuando menos veinte dependencias burocráticas con que tuve que tratar y que lo más que me dieron fue un tinto después de ponerme a hacer antesalas durante horas. Entonces resolví filmarla en México reconstruyendo a Colombia. En Jalapa, la capital del Estado de Veracruz, por ejemplo, encontré calles que se parecían a las de los barrios de Belén y de la Candelaria de Bogotá y allí filmé algunas secuencias. Con actores y técnicos mexicanos, con dinero mexicano e infinidad de tropiezos logré hacer en México mi película colombiana a la que Colombia se oponía, soñando que la iban a ver mis paisanos en los teatros colombianos. ¿Saben entonces qué pasó? Que mi mezquina patria la prohibió aduciendo que era una apología al delito. Una apología al delito que se basaba en hechos reales que en su momento la opinión pública conoció y que salió en todos los periódicos, la del final de los dos hermanos Barragán, unos muchachitos a los que la policía masacró en un barrio del sur de Bogotá. A cuantas instancias burocráticas apelé, empezando por la Junta de Censura y acabando en el Consejo de Estado, la prohibieron. Nadie en Colombia, ni una sola persona, levantó su voz para protestar por el atropello, que no era sólo a mí sino al sueño de todos los cineastas colombianos, quienes por lo demás, sea dicho de paso, también guardaron silencio. Como yo soy muy terco volví a repetir el intento con mi segunda película colombiana, En la tormenta, sobre el enfrentamiento criminal entre conservadores y liberales en el campo cuando la época llamada de la Violencia con mayúscula, y con igual resultado: no me la dejaron filmar, la tuve que hacer en México y me la prohibieron, aduciendo que el momento era muy delicado para permitir una película así. Como yo sólo quería hacer cine colombiano y no mexicano, ni italiano, ni japonés, ni marciano, desistí del intento. En alguno de mis libros, aunque ya no me acuerdo en cuál, conté todo esto pero con más detalle: los camiones de escalera y los pueblitos colombianos que tuve que construir, los platanares y cafetales que tuve que sembrar en las afueras de la ciudad de México, los ríos quietos como el Papaloapan que tuve que mover para que arrastraran los cadáveres de los asesinados con la ira del río Cauca, la utilería que tuve que mandar a hacer o traer de Colombia a México, como las placas de los carros y las botellas de cerveza... Nunca acabaría de contarte cosas. Te lo resumo en una sola frase: Colombia, la mala patria que me cupo en suerte, acabó con mis sueños de cineasta.

Entonces me puse a escribir y durante diez años investigué, día tras día tras día, en un país o en otro o en otro, en bibliotecas y hemerotecas de muchos lados, sobre la vida de Barba Jacob, mi paisano, el poeta de Antioquia, que durante tantos años vivió en México y que aquí murió, y acabada mi investigación de diez años en uno más la escribí y me puse a buscar quién la editara. Se acercaba el año 1983, el del centenario del nacimiento de Barba Jacob, y el Congreso colombiano se interesaba en ello. No creían lo que yo les contaba del poeta ni los años que llevaba siguiéndole sus huellas. Me pidieron que les mandara pruebas y les mandé entonces fotos e infinidad de documentos. Nada de eso me devolvieron, con todo se quedaron y el libro lo pensaban publicar en mimeógrafo. Les contesté que eso no sólo no era digno de Barba Jacob, un gran poeta, sino de ellos mismos, unos aprovechadores públicos que se designaban como el Honorable Congreso de la República. Que se respetaran. Entonces publiqué mi biografía Barba Jacob el mensajero en México con dinero de amigos mexicanos. Cuantas veces me ha podido atropellar Colombia me ha atropellado. Hace un año me quería meter preso por un artículo que escribí en la revista SoHo señalando las contradicciones y las ridiculeces de los Evangelios. Eso dizque era un agravio a la religión y me demandaron. ¡Agravios a la religión en el país de la impunidad! En que los asesinos y genocidas andan libres por las calles, como es el caso de los paramilitares, con la bendición de su cómplice el sinvergüenza de Álvaro Uribe que han reelegido en la presidencia. Desde niño sabía que Colombia era un país asesino, el más asesino de la tierra, encabezando año tras año, imbatible, las estadísticas de la infamia. Después, por experiencia propia, fui entendiendo que además de asesino era atropellador y mezquino. Y cuando reeligieron a Uribe descubrí que era un país imbécil. Entonces solicité mi nacionalización en México, que me dieron la semana pasada. Así que quede claro: esa mala patria de Colombia ya no es la mía y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir".

6.5.07

Alvarito 1 vs. Alvarito 2.












A pesar del riesgo de arruinar el carácter depravado de este formidable magazín, el acostumbrado Oasis, da paso para el reporte de las actividades colombianas en el exterior.

(izquierda Alvarito 2, a la derecha Alvarito 1)



En días pasados mi correo fue bombardeado con invitaciones de la embajada colombiana a diversos eventos… a renovar la cedula, a una charla con un escritor cualquiera, a visitar un pabellón en una exposición de turismo, etcétera. Entre todas una en particular prometía una copa de vino espumoso a todos aquellos que se aguantaran el homenaje a los artistas que exponían en una galería alternativa.

Era una exposición colectiva de artistas colombianos que se caracterizan porque todos viven en Europa, todos son jóvenes y todos son muy malos.

De la exposición no me acuerdo particularmente de nada. Pero no hay que describirlas, porque mientras algunas tienen esa pretensión política de izada de bandera, otras ese neo criollismo que pretende ser internacional con sus frases repetidas del inaguantable Macondo, el sabor, lo surrealista, la hamaca…si no me olvido, la exposición se llamaba como el viaje imposible, o el viaje tropical difícil o alguna mierda de esas que solo pueden concebir los engendros de las teorías de la periferia y el centro.

En la mesa donde estaba el vino, servil como sólo él puede, Alvarito. De un extracto del altiplano cundiboyacence, con la rigidez del cuello almidonado pero con la ternura para echar un chistecito de vez en cuando, Alvarito, el mesero, no escatimó en que ese vino espumoso burbujeara en mi copa. Fue amor a primera vista. Pasadas unas horas, muy apenado me dijo, se me acabo el vino, pero acá estoy para servirlo.

No obstante, comenzó el espectáculo. Una chica del colectivo con dos licuadoras en frente, computador en medio, tornamesas y mezclador, ha ofrecido una mezcla no solo de música sino de frutas y alcohol. Las licuadoras sincronizadas con el inició del tornamesas, giraron sus aspas volviendo el duro contenido en un jugo tropical fermentoso, cual afrecho, que luego era repartido entre los asistentes. Obviamente la posibilidad de continuar con la humilde tarea de Alvarito en su afán por la invocación de los poderes baquicos en mí, me obligó a quedarme para la primera tanda de tan apetecida hidromiel a pesar de la tortura que significaba ser testigo de ese abominable acto.

Alvarito, grité confundido de quien ahora repartía y preparaba el trago era una mujer. No obstante, me aprendí su nombre rápido, aunque ya lo olvidé, y bebí del primer vaso de la mezcla.

¿Qué si me supo a la música? Me preguntaron par ingenuas madres teutónicas, a lo cual respondí que no, porque yo solo escucho Wagner y ese si que me sabe a otras cosas.

Ni a música, ni a bueno, ni a nada, el escaso contenido de alcohol de mi porción racionada me obligo a quedarme para la segunda tanda. La sorpresa vino que una vez terminada la ingenua mezcla, puesto adelante con mi vaso recibí una porción rebajada sumada a un “no te doy más porque me estás haciendo trampita”.

La conclusión fue fulminante. Entre la batalla de Alvaritos, ganó Alvarito 1, con su servicial carácter, con su globalizada intuición de lo baquico, con su generosidad derramada. Alvarito 2, por su parte, debió de haberse empelotado como último recurso para salvarse de las furiosas bacantes.

3.5.07

Noticias desde Barcelona

Monja
Qué falta me haces.
Yo estoy bien, tratando de sobrevivir en hippibarcelona. Me casé, al final fué la mejor idea para poder quedarme. Ya ni sé si me importa el pinche pasaporte, o depronto el hashis que me acabo de fumar se me subió a la cabeza hasta no acordarme que hago acá. Lo chistoso: me metí a clases de portugues, mi hermana me paga para que le cuide a las sobrinas, no me metí todavía a clases de malabarismo o para aprender a hacer títeres como debes estar pensando. No me pierdo ni por nada en el mundo la telenovela que tengo alfrente de mi ventana y tengo " portera" en el edificio. Le decimos Cari, de Caridad!. Soy recicladora de oficio, me paso mirando en las basuras a ver si tengo suerte y me encuetro con el tesoro del dia. Hace unos dias, me encontré un aparato viejo, no entendí bien para que era. Busqué por internet y era nada mas y nada menos que una pieza de colección. Un secador de manos de 1960, del mismo diseñador que diseño la moledora de café eléctrica de Braun. Osea, tengo una pieza de museo que vale mucha plata....
Estoy tratando de conseguir amigos. Es una taréa que me pongo y aveces es muy dura. La selección pues no hay mucha, me imagino que el que me quiera hablar.
Bueno y tu cúando vienes?. Ojalá sea pronto por que haces mucha falta aunque espero que no te pongas a pelear con Fran por que te parece que esto y que lo otro y al otro le parece que esto y que lo otro que a mi me importa un pito por que no sé por que pelean pero la verdad es que Fran es un buen muchacho, limpio y trabajador y tu tambien eres un buen muchacho limpio y trabajador. Ninguno de los dos es realmente trabajador. Budeno pues ven rápido y vamos a la playa a comer sanduches.



un beso,,


Yo

Del diario íntimo del bebé de Rosemary

Deambulando por el Internet en mis momentos de ocio (que son pocos, por cierto) llegué a la leyenda y mito urbano de Kuchisake-onna, a la cual le he puesto “Cuchi-O” desde que me siento comparecida. Resulta que el mito de Kuchisake-onna forma parte de la cultura japonesa desde hace cientos de años y se remonta al periodo Heian. Nuestra heroína, Cuchi, parece haber sido una femme fatale como solo las japonesas pueden y estaba casada o era concubina de un samurai poderoso. Pero como toda mujer, Cuchi era un poco puta y un tanto coqueta. En efecto, su marido, el burlado samurai se dio cuenta de que le estaban poniendo los cuernos y ni corto ni perezoso – en últimas por algo era samurai – buscó a su mujer y le zanjó la boca de oreja a oreja con su cuchillo, dejándola completamente desfigurada. “ ¿A quién le vas a parecer bella ahora, zorra cachona?”

Pero la historia de la arriesgada Cuchi no termina en el periodo Heian, porque se ha convertido en un mito urbano (como muchos de nosotros). Sin embargo, como es de esperarse de una chica emprendedora y lista como nuestra Cuchi, se ha modernizado. Hoy la Cuchi deambula por las calles de Tokio, con predilección por las noches nubladas. Se aparece con la cara cubierta por una máscara quirúrgica, lo cual no es algo muy extraño entre los habitantes de Tokio (me han dicho). El caso es que se le acerca a los niños y estudiantes universitarios, preferiblemente solos y/ o borrachos (los adultos, claro) y les pregunta “ ¿Te parezco bella?” mientras se retira la máscara. Cuando la desprevenida víctima sale corriendo, Cuchi corre detrás, agarrándolos en la puerta de la casa, donde son encontrados descuartizados al día siguiente. La única forma de salvarse de Cuchi es contestarle, “me pareces bastante común y corriente” cuando se quite la máscara, o tirarle sus dulces favoritos (Pastel Gloria? Nucita?) cuando va en plena persecución.

Bueno, y ¿a qué va toda mi lora con Cuchi? El otro día salí a una cita semi a ciegas con un chico que conocí por Internet. Yo sé, ¿qué necesidad?, pero lo hice. El caso es que estaba TAN nerviosa que en todo el día me comí un cuadrito de paté y antes de salir a la cita me zampé DOS Equilid a secas. Llegué antes que el man y me chupé un mojito en 30 segundos y pedí otro antes de que llegara (desaforada). El caso es que llegó y seguimos tomando y yo me convertí en nada más ni nada menos que Lucifer, Cuchi y Damiana al mismo tiempo. Terminamos en mi casa yo no se como (si, si, yo sé que todo el mundo dice eso, pero esta vez es verdad). Lo que sí estoy segura es que no pasó a la habitación (gracias a Dios) porque yo estaba COMO UNA DEMENTE. Bueno y en conclusión, me he quedado pensando que si el chico se hubiera sabido el cuento de Cuchi y me hubiera lanzado un roscón (de guayaba, claro) al primer indicio de que yo estaba en plan kamikaze, todos nos hubiéramos ahorrado mucha pena. Así que, amigos míos, les paso el dato de la Cuchi para que se prevengan antes de sus citas cibernéticas y siempre lleven una rica golosina típica por si las moscas.

Y por si alguien quedó en suspenso ¡obviamente el chico no ha vuelto a aparecer!

OASIS V

FKK

Me alegro haber destruido tu higiene puritana

Heredada de tu padre,

Un masón atolondrado

Que pensaba que el grado treinta y tres

Era el del escriba Balaguer.

Esas minucias y valores que me resultaron

Alérgicos a mí distinguido olfato.

Me hubiese gustado destruirte

Pero algo se me contagió, una ponzoñosa sarna.

Hedías a proyecto

Debí correr,

A diestra y siniestra,

Preguntándole:

Por qué el banco del espíritu santo

Queda en el 666 del Brickell Avenue

Nunca hay respuesta para ese enigma.