13.6.07

Diario de un pequeño infierno



Taganga ha resultado una constante en cuanto a los destinos turísticos que el bogotano recomienda. Yo, después de ir a Tagánga, tengo que decir que este paraiso me resultó un verdadero infierno por varias razones entre las cuales enumeraré dos:

1.Un perro me orinó sobre la espalda mientras estaba viendo el mar desde la playa más asquerosa que mis casi virginales pies han pisado.

2.Una pizza pequeña resulta ser una pizza EXTRA LARGE para los parámetros de cualquiera. Menos para los de este cinturón de miseria con playa. Me ví en la necesidad de regalarla a los perros, que superan exponencialmente en población a los famélicos habitantes. Quizás alimenté de paso a mi propio verdugo sin saberlo, y para quienes se pregunten por qué no la deje para mas tarde, seguro no saben que a tal temperatura se corrompe hasta el alma de la virgen María en muy corto tiempo.



De hecho La Virgen esta presa (Aquí esta la prueba), esta enjaulada. Imagino que la última vez que estuvo libre debió inhalar TODA la cocaina de El Garaje (lugar de baile local) y ejercido sus atributos linguisticos para seducir a TODOS: Israelitas, lugareños, rastafaris y pescadores haciendo que Dios se olvide de esta tierra de nadie. En este momento oigo en la radio que una persona hace un pacto con el diablo. No sale bien, y el locutor recomienda cerrar ventanas y no tener espejos para no pasar a otras dimensiones. Solo le pido a Dios que no entre por esas suertes al putagatorio de TAAAAAAAGGGGAAAAAANNNNNGGGGGAAAAAAAAAA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

este es un maravilla que solo de un maestro grado 33 puede provenir