FKK
Me alegro haber destruido tu higiene puritana
Heredada de tu padre,
Un masón atolondrado
Que pensaba que el grado treinta y tres
Era el del escriba Balaguer.
Esas minucias y valores que me resultaron
Alérgicos a mí distinguido olfato.
Me hubiese gustado destruirte
Pero algo se me contagió, una ponzoñosa sarna.
Hedías a proyecto
Debí correr,
A diestra y siniestra,
Preguntándole:
Por qué el banco del espíritu santo
Queda en el 666 del Brickell Avenue
Nunca hay respuesta para ese enigma.
1 comentario:
extraordinario como ya es costumbre en estas humildes pero despiadadas páginas.
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